A muchos de los que pasáis por aquí os parecerá cursi mi recién devoción por los corazones pero desde que empecé con los corazones de la pequeña Nataly me los encuentro por todas partes, algo parecido a lo que debe pasarle a Ari con sus "descarados" rostros escondidos. Quizá también tenga algo que ver el recomendadísimo libro "Hippie" que me regaló Ilonka y que me transporta muchas noches al corazón de la buena vida, a lo que verdaderamente importa.
Sea lo que sea, esta mañana me he emocionado con el corazón que la patrulla águila ha pintado en el cielo de Barcelona. Y cursi o no cursi, seria maravilloso que también hoy los cazas rusos pintaran corazones en el cielo de los niños de Georgia y que muchos ejércitos se dieran cuenta que la felicidad es hacer felices a los demás.