Estoy publicando este post a pocos minutos del comienzo de la final de la Champions entre el Barça (Coldplay) y el Manchester (Smiths). Máxima expectación en el mundo mundial. Y escribo esto expresamente antes del match porque, sea cual sea el resultado, quiero dejar constancia de un par de sentimientos que no van a cambiar pase lo que pase en el partido:
1) Mi máxima admiración a Pep Guardiola. Por su extraordinaria habilidad en convertir un equipo de estrellas en UN equipo de ganadores. No tengo ninguna duda en que hoy conseguirá que los jugadores salten al campo con la máxima motivación y apuesto que no solo ganaran sino que maravillaran a todo el mundo una vez más (Mi porra: 4-1). Pero lo que más admiro de Pep es el estilo modesto y humilde con el que está demostrando que se puede triunfar sin perder la cercanía. Felicidades Pep.
2) Mi máxima admiración al Club. Por seguir fiel a su compromiso social y vestir hoy al mundo entero con camisetas que llevan el logo de UNICEF. Como ya dije en aquel lejano noviembre del 2007, me siento orgullosísimo de ser socio de este Club que cede su mayor activo a UNICEF y dona millones de euros cada año para ayudar a niños desfavorecidos de todo el mundo.
Recuerdo que la primera acción en la que trabajó la Alianza Barça-Unicef supuso una gran ayuda para los niños vulnerables de Swzailandia. Espero que muchos de estos niños que sobrevivieron gracias a la ayuda del Barça estén ahora delante de alguna tele a punto de disfrutar con el juego del equipo de Pep.
Salga o no el Barça campeón (que lo será), Gracias Pep por la lección y Felicidades al Club por seguir siendo más que un Club.