Este blog siempre ha pretendido ser un baúl o una especie de treasure chest donde guardar recuerdos y reflexiones de mi viaje por la vida, aquellas pequeñas cosas que no quisiera olvidar. Esta noche quiero dejar en mi baúl una reflexión muy significativa.
Hoy he tenido la suerte de ser invitado a ver el partido que el Barça ha jugado en San Francisco, pero hoy hemos recibido todos la terrible noticia del fallecimiento de Dani Jarque, el capitán del Español de Barcelona. La muerte repentina de Dani, a sus 26 años, mientras estaba hablando por teléfono con su novia embarazada de 7 meses, es una de esas desgracias que te obligan a parar y a pensar. En mi caso particular he pensado que este es un buen momento para recordar algo que no debería olvidar jamás:
Voy a explicar muy brevemente lo que me pasó en Berlín el pasado 7 de diciembre, el famoso “susto berlinés” por el que muchos me habéis preguntado. Pues bien, justo después de cenar con Silvia Rubio en un bonito restaurante Berlinés, sufrí un inesperado derrame cerebral que me dejó 4 horas sin conocimiento hasta que me desperté en el Charité Hospital. Fue sin duda el peor despertar de mi vida porque tenía gran parte del cuerpo paralizado y durante muchos minutos tanto yo como Silvia estuvimos viendo aterrorizados como los médicos me pinchaban unas piernas que no sentía. Nunca podré agradecerle suficientemente a Silvia todo lo que hizo por mi esa noche y los días que pasé en el hospital Alemán. Luego vendrían las mil y una pruebas de Barcelona y la maldita intervención que me dejo la cabeza como una bola de billar.
Al final todo ha salido bien y no me ha quedado ninguna secuela de nada (ya estaba loco y era despistado antes del Berlín). Pero sin duda este susto contiene un mensaje que no se debe olvidar, la vida es muy efímera y en cualquier momento se puede acabar, debemos aprovechar el tiempo al máximo y disfrutar hoy de lo que hoy tenemos.
A Dani Jarque y a sus seres queridos la vida les acaba de jugar una muy mala pasada. Su bebé nacerá pronto sin un padre y sobre la madre pesará siempre el dolor de esta desgracia. Mi más sentido pésame a la familia. Por el tipo de percance que yo tuve en Berlín, he pensado muchas veces en la putada que les hubiera hecho a mis seres queridos si hubiera perdido la lucidez. Debo sentirme muy afortunado de que todo quedara en un susto. También he pensado mucho en como sería mi vida si mis piernas no hubieran despertado de esa pesadilla alemana, seguramente este es el motivo por el que justo después subí al Kilimanjaro, recorrí mucho mundo y entrené con muchas ganas para correr el marathon de Barcelona y San Francisco. Debo sentirme feliz y afortunado de poder vivir mis pequeñas ilusiones y seguir mi camino. Y creo que estoy aprendiendo a disfrutar no solo de llegar a lo alto del Kilimanjaro sino también de haber visto hoy al Barça, de hablar con mis sobrinos, de recibir una postal inesperada, escuchar una vieja canción o de cualquier pequeño placer cotidiano.
Debemos sentirnos felices y afortunados con lo que tenemos, que es mucho y es gratis, debemos dejar de preocuparnos por las cosas que no son esenciales y debemos valorar los pequeños momentos de felicidad que aparecen a cada instante. La vida es demasiada corta para despreciarla y debemos aprovechar al máximo cada momento. Una vez más: Viva la vida.
Ojala que el día que me vaya queden aquí en este blog un montón de recuerdos, pequeñas cosas que habrán dado mucho sentido a mi vida.
p.s. hoy es un buen momento para volver a mirar el video "Sunscreen".