Cuando en mi pasado cumpleaños recibí la felicitación analógica de Kirai, no me quedó más remedio que añadir a mi lista de deseos el propósito de visitar algún día la isla japonesa de Enoshima. Y hoy he visto realizado mi particular sueño de Van Gogh, no sólo he visitado Enoshima, sino que he tenido la inmensa suerte de “ver el Monte Fuji alzándose al horizonte sobre las aguas del mar”. Gracias Héctor por tanta magia.
Regalar propósitos para el futuro es algo muy japonés que me encanta como me encantan la mayoría de cosas y cositas japos. Hoy he cerrado el círculo del propósito de Enoshima, pero hoy he añadido un nuevo propósito a mi lista de deseos. Perseguiré mi nuevo sueño, al Fuji pongo por testigo ;)