Hiroshima es un sitio que todo el mundo debería visitar, especialmente muchos de los dirigentes políticos que, aún hoy en día, deciden desde sus despachos acabar con la vida de miles de personas. Bueno, los hay que toman estas decisiones desde sitios más cool como las Islas Azores. Lo siento, no puedo dejar de linkar Hiroshima con la guerra de Irak (más de 500.000 muertos por esta invasión absurda, sin contar las 191 de la represalia del 11-M en el metro de Madrid).
Y hoy en día, 65 años después de la masacre de Hiroshima que causó más de 250.000 muertos, se sigue desarrollando armamento nuclear en 8 países (USA, Rusia, Francia, Reino Unido, China, India, Pakistán y Corea del Norte) y se sospecha que también Israel posee armas nucleares. Sin ir más lejos, recientemente Corea del Norte ha realizado un nuevo ensayo nuclear. Y más allá de estas salvajadas atómicas, basta con encender la tele para ver la de guerras que siguen en activo y la que se está liando estos días en el Mar Amarillo. No hay futuro, el hombre sigue empeñado en su propia destrucción y en la destrucción del planeta donde habita.
La visita a la ciudad de Hiroshima me ha impactado mucho. Llegamos de noche con el Shinkansen y, siguiendo las indicaciones de Rosa, que ya había estado allí, fuimos en bici hasta el Genbaku Dome. Este fue el único edificio que se mantuvo en pié tras la explosión de la bomba atómica del 6 de agosto de 1945. La visita nocturna al Genbaku es realmente impactante, los restos del edificio hablan por si solos en medio de un silencio estremecedor.
También hemos visitado las esculturas del Peace Memorial Park, donde arde una llama desde 1964 y seguirá haciéndolo hasta que dejen de existir armas nucleares. Y también de noche hemos llegado hasta la escultura de Sadako Sasaki, una niña que murió por lo efectos de la bomba atómica pero que luchó por sobrevivir durante 14 meses haciendo origamis de papel desde el hospital. Parece ser que Sadako, siguiendo una leyenda japonesa, quería hacer 1.000 pájaros de origami para que le fuera concedido un deseo de los dioses. Por desgracia sólo consiguió 644 origamis, pero hoy en día su estatua en el parque se sigue llenando con miles de origamis que mandan niños de todo el mundo.
Ya de día, hemos visitado el Peace Memorial Museum. El recorrido por el Museo me ha provocado otro impacto con la historia al descubrir con documentos originales algunos aspectos terroríficos de la bomba atómica: La carta que envió Einstein a Roosevelt sugiriendo el uso de uranio para la construcción de bombas; el porque se seleccionó la ciudad de Hiroshima como el primer blanco de la bomba; Porque se lanzó una segunda bomba aún más destructiva sobre Nagasaki; Porque la luna de miel que pasó el secretario de guerra americano en Kioto libró a esta hermosa ciudad de la masacre; etc, etc.. en fin un montón de testimonios atroces que ponen al descubierto lo miserable que puede llegar a ser el hombre.
Es admirable como Hiroshima se ha convertido en un canto a la Paz. Sus alcaldes siguen enviando cartas de reconciliación a los dirigentes políticos en guerra. Sus ciudadanos son amables y te hablan más del futuro que del pasado. Siguen llegando origamis de todo el mundo. Hoy brilla el sol y se respira un aire fresco en Hiroshima. Ojalá la llama del parque deje de arder algún día.
Love People, care ourselves and share happiness.