“a Fuerteventura uno llega llorando y se marcha llorando”, este conocido dicho de Fuerteventura no podría venirme mejor para describir lo que he vivido en mi primer viaje relámpago a la isla de Fuerteventura:
Mi viaje de ida fue casi para llorar dado que perdí hasta 2 vuelos por overbooking y no fue hasta el tercer intento que pude subirme un avión que me llevó de Tenerife a Fuerteventura. Esto conllevó que llegué a la Isla el viernes por la noche y mi ponencia sobre emprendimiento se llevó a acabo de 21:00 a 23:00 horas. Aprovecho para agradecer a los asistentes su asistencia (valga la redundancia) y les felicito por aguantar un tostón de 2 horas en un viernes por la noche ;)
Y me voy de Fuerteventura casi llorando por la emoción de todo lo que he vivido en un sábado que no olvidaré en la vida. No tengo suficientes palabras de agradecimiento para Guacimara Cabrera quien me ha sumergido en su maravilloso Oasis Park permitiéndome interactuar con todos sus animales. Ha sido realmente una experiencia inolvidable en la que he podido bañarme con leones marinos, caminar junto a jirafas, dar de comer a elefantes y conocer a un montón de personajes adorables como los suricatas o los lemures. Durante los próximos días trataré de procesar todo lo que he vivido en este parque para poder escribir sobre cada una de las experiencias. Vaya por delante mi admiración y felicitación a la familia de Guaci por haber llevado a cabo este increíble proyecto de protección y conservación de fauna y flora así como por ofrecer a los visitantes una experiencia de aprendizaje impagable sobre como viven y como se deben cuidar a estos animales. Fuerteventura Oasis Park, un proyecto emprendedor extraordinario que sigue en crecimiento y que espero volver a visitar de nuevo junto a mis sobrinos y amigos para que vivan lo mismo que he vivido yo :).
Y por si no fuera poco con la experiencia del parque, Guaci me ha llevado por toda la isla descubriéndome los mejores encantos y pudiendo compartir muy buenos momentos con su familia y con sus amigos Ayoze, Maria y Carlos. Gente adorable que me han tratado de maravilla y que me regalado un fin de semana inolvidable. Espero, con el tiempo, poder devolver todo el cariño recibido y espero seguir unido a estos majoreros que he tenido la suerte de conocer.
Guaci, mil millones de gracias, por traerme a tu isla, por alojarme, por la experiencia increíble de tu parque, por llevarme a Tindaya para conocer el sueño escultórico de Eduardo Chillida (sabes que con esto ya me hubiera dado por satisfecho), por tu tiempo, por cuidarme tanto y por abrirme a tus amigos y seres queridos. Me voy emocionado, con ganas de llorar pero con más ganas de volver. GRACIAS!